martes, 11 de junio de 2013

"La Bifobia"



“Si la naturaleza nos ha dado el poder del raciocinio y alcanzamos que el elemento de amar y muchísimo más poderoso que el de follar... ¿Por qué cuesta tanto asimilar que alguien pueda amar y follar con quien desee sin importar sus condiciones biológicas y si es varón o mujer? Me resulta altamente otro acto de inmadurez y poca aceptación a lo que es uno mismo, no solamente como persona, sino también como raza inteligente y capaz de ir más allá de los términos difusos de la naturaleza”.
-       Carroll Lewis, seudónimo de Marco A. Rodríguez Navarro.


 La importancia de comprender que existen múltiples y muy variadas maneras de sentir y vivir la sexualidad reside en que ésta no es una parte secundaria de la personalidad, sino muy por el contrario, se encuentra en el centro íntimo del individuo, siendo esencial para su felicidad y realización como persona.
 La sexualidad humana, a diferencia de la animal, está conformada por un sinnúmero de elementos más allá de lo genital y aún mucho más allá de la capacidad reproductora. Comprender esto es la base para la aceptación de las diferentes maneras de expresar los sentimientos y el erotismo, de las distintas preferencias sexuales.

 Se habla mucho acerca de la homosexualidad y de la heterosexualidad, sin embargo, no se ha profundizado mucho en el tema de la orientación sexual intermedia: la bisexualidad.
¿Cómo definiríamos la bisexualidad? Es la capacidad para poder elegir el tipo de pareja que mejor vaya con aquello que se busca, sin tomar en cuenta si es hombre o mujer; tanto hombres como mujeres pueden ser bisexuales.

La sexóloga Rinna Reisenfeld, considera que hay varias bisexualidades: “Puedes dividir entre: fantasía, atracción (con quién se te para), amor (de quién te enamoras) y en práctica (con quién la ejecutas).

 Myriam Brito Domínguez, coordinadora de la Organización Opción Bi en la Ciudad de México, afirma que la bisexualidad es una orientación, un deseo erótico y un ejercicio de libertad y autonomía en donde un ser humano entabla relaciones erótico-afectivas con hombres y mujeres y donde se ha superado la dicotomía impuesta, negro-blanco, bueno-malo, heterosexual- homosexual, para sólo ver a las personas sin importar el género.

La posición intermedia del bisexual resulta incómoda, explica el antropólogo Joan Vendrell Ferré, porque amenaza la solidez de las otras dos posiciones (homosexualidad y heterosexualidad), desde donde además puede ser percibido como un infiltrado, “puede ser contemplado como alguien peligroso y suscitar todo tipo de fobias”.

A la actitud o reacción de rechazo hacia las personas bisexuales se le llama bifobia; los que ejercen la bifobia son llamados bifóbicos, y éstos pueden ser heterosexuales e incluso gays o lesbianas. La bifobia no incluye necesariamente la homofobia, porque hay estereotipos específicos para los bisexuales. Esta antipatía tiene que ver con la herencia cultural, por la que los comportamientos que se alejan de la pareja tradicional (hombre – mujer) se viven como amenaza.
Estos prejuicios sobre la bisexualidad han creado una serie de mitos y realmente la mayoría de quienes afirman esto son personas que repiten los que les dicen o escucharon, son dichos basados en repetir y en un profundo desconocimiento:

  1. “La bisexualidad no existe, son homosexuales que se niegan a asumir su verdadera orientación” ó “la bisexualidad es una desviación o enfermedad”.
FALSO. La bisexualidad es una tendencia natural que existe en todos los seres humanos y no equivale a la homosexualidad. Y tampoco constituye ninguna patología, ni se relaciona con personas anormales.

La mayoría de los investigadores afirma la teoría de que todos nacemos con una capacidad para relacionarnos con ambos sexos, pero que dicha capacidad pasa a socializarse en heterosexualidad y homosexualidad, quedando una minoría en la bisexualidad.
“Actualmente sabemos que durante nuestro periodo de desarrollo embrionario, durante los primeros tres meses de gestación, se define la apariencia física, pero también las hormonas organizan el cerebro a la femenina o a la masculina, aunque también hay intermedias”, opina el doctor en Neurociencias de la conducta, Oscar Galicia Castillo.

  1. “Los bisexuales son promiscuos e infieles”.
FALSO. La promiscuidad es la práctica de relaciones sexuales con varias parejas o grupos sexuales, y es un comportamiento que tiene más que ver con la personalidad y con los valores, que por la posibilidad de sentirse atraído tanto por hombres como por mujeres.
Personas promiscuas las hay ‘homo’, ‘bi’ y ‘hetero’.

  1. “Los bisexuales son quienes más contagian enfermedades de transmisión sexual como el SIDA”
FALSO. Las ETS son contagiadas por gente inconsciente que no se protege adecuadamente, repito: ya sean ‘homo’, ‘bi’ o ‘heteros’.

A pesar de los avances registrados en materia de políticas públicas para reconocer y respetar los derechos humanos de la población bisexual, éstos siguen afrontando rechazo y discriminación en legislaciones, normas y en el trato que día a día reciben por parte de funcionarios y empleados de salud. De hecho, la NOM-003-SSA2-1993, referente al manejo de la sangre, advierte que homosexuales y bisexuales no pueden donar, y la idea de que quienes “contagian” el VIH hombres y mujeres es la población bisexual aún subsiste, incluso es fomentada por especialistas en salud sexual, lo que ha derivado en un rechazo y bifobia, mencionó Brito Domínguez, coordinadora de Opción Bi.

El problema de este tipo de prejuicios sobre la bisexualidad es que se pueden encontrar tanto en espacios heterosexuales, como en los homosexuales.

Para la activista Myriam Brito, la forma de combatir la bifobia es con un lenguaje incluyente que visibilice a los bisexuales, además de informar a personal de salud las necesidades de la población diversa. “No es lo mismo una chica que tiene sexo con chicos o con chicas, a una mujer u hombre cuyo interés son las personas de ambos sexos”.

¿Cómo prevenir  la bifobia o cambiar este prejuicio sexual?

  1. Desde nuestros hijos. Educar en la tolerancia,  a aceptar la diversidad en todas sus formas y condiciones, aprender a respetar al otro, a mirar a todas las personas los seres legítimos y dignos de amor, no importando cuán diferentes puedan ser de mi realidad o condición.
  2. Desde las instituciones de educación. Informar a los niños  tanto en la existencia de  diversas orientaciones sexuales, como en el  acoger y validar los sentimientos homo o bisexuales propios de la edad adolescente como algo normal que lleva posteriormente a una definición sexual.
  3. Desde nuestro lenguaje diario. Ser conscientes de cómo nos expresamos; palabras como “maricón” y “gay” dichas de manera despectiva,  hablan del profundo prejuicio sexual que avalamos con nuestra manera de hablar y referirnos hacia otros.
  4. Desde las leyes y el estado. Exigir la promulgación de leyes que resguarden a las personas de discriminación y actos de violencia por su orientación sexual, crear instituciones que guíen y eduquen a la población sobre estos temas  y prevengan actos de intolerancia y deshumanización de este grupo.

Cada quien tiene su forma de sentirse feliz, y si los bisexuales son felices siendo así, entonces ¿cuál es mi problema?, ¿en qué me afecta?, ¿por qué cuesta tanto entender que alguien puede amar a quien quiera, sin importar si es hombre o mujer?
El propósito de mi discurso es proporcionar información e intentar abrir la mente de todos aquellos que juzgan, insultan, rechazan y menosprecian a los bisexuales, solamente por el hecho de pensar y actuar diferente.
Ser una sociedad más sana y justa depende de cada uno de nosotros, nuestras actitudes diarias pueden hacer un cambio significativo en nuestro entorno para evitar que sigan ocurriendo hechos de violencia o discriminación contra personas inocentes y dignas de respeto al igual que todos.


Alejandra Fernández Correa.

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